jueves, 26 de abril de 2007

subterranean homesick blues

(o la canción de la melancolía en el metro)

Hace mucho que no escribo en el blog, pero ya regresé de las otras ocupaciones. Perdón Quique pero creo que el humor en mi no es un objeto inicial, asi que no se me ocurre nunca algo interesante y divertido cuando me siento a escribir 8D.

Recuerdo que hace mucho cuando mi infancia, México era un lugar muy musical, todo el tiempo veías músicos populares por todos lados y todos tenían canciones propias. Pero poco a poco la maldad de Çaubron fué acabando con ello saturando de mini-tv's cada pinche fondita y hasta los lugares mas exclusivos. Claro! obligando a todos a ver Televisa y sus shows musicales ménos que mediocres donde todos cantaban siempre las mismas canciones hechas con los sintetizadores mas baratos, betando de paso cualquier intento de música independiente. Ahora hasta los más reacios han caido en la ley de oferta-demanda.
En el mundo de los enanos (bajo el suelo) muchachos totalmente improvisados viajaban como juglares cantando casi desinteresadamente, tocando desde Los Bicles hasta boleros o chistes. Ellos estan en extinción ahora. Una horda de bocinas industriales ha ensordecido el subterraneo que ya de por sí era ruidoso con sus rechinidos en las vías, han hartado los vagones de produciones industriales de copias repetidas hasta el cansancio. Ahora es muy raro encontrar músicos autenticos, pero todavia uno ve a lo lejos algo que se acerca cantando al aire pidiendo lo menos posible.

Por eso me sorprendió mucho una noche que un chavo de aspecto ochentero (chamarra de cuero negro con cierres cromados, pantalones rotos, cabello largo y lacio y una guitarra con cuerdas de metal sosteniendo una armonica) comenzó a hacer un ruido que apenas reconocía.
Era un blues! y no sabía yo cual era! en efecto estaba cantando un blues que nunca había yo oido. Cantaba muy sincopado y tenía mucha práctica con la harmonica, me gustó mucho su canción. Lástima que no pueda recordarla. Era de desamor y como con todos los bluses que me llegan quería gritar de una alegría doliente, solo que esta vez mucho mas fuerte por las tristeza que sentía en ese momento. Solo recuerdo que decía algo así como:
"... Atrevete! atrevete, ya verás... "
y era como un llamado a la mujer que lo despreció a escaparse y perderse con él en la ciudad.
Inevitablemente casi le vi la figura de Rockdrigo pero tocaba mucho mas bluseado que él, mas bien como Bob Dylan.

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